Todas las aventuras colectivas están participadas por un sinfín de particularidades, impulsos y azares. Muchos se preparan con antelación, se buscan; otros se construyen y algunos se aprovechan. Hoy la orquesta Tocar y Jugar dispone de nueva sede y esto es así por que sus miembros, ante una amenaza han reagrupado fuerzas y focalizado objetivos, convirtiendo un entorno desfavorable y un horizonte negro en una oportunidad nueva de continuar con su actividad: grandérrimos.
Tras 3 años (la aventura se inició en enero de 2014), la orquesta Tocar y Jugar se quedaba sin sede. No disponíamos de espacio donde desarrollar los sábados musicales que tanto nos alimentan. Habíamos comenzado en los espacios multiusos del Centro Celeo en el Parque San Julián, buscando la manera de acoplarnos y compartir sin destrozar (qué buenos recuerdos los que nos llevan a la ebullición de los comienzos).
De ahí pasamos al Centro Social Pozo de las Nieves, dependiente del ayuntamiento, de la municipalidad, como dirían en otros lares. Y ese era un buen sitio, creo que el indicado, pues el proyecto Tocar y Jugar es cultural, pero sobre todo social, y el entorno del municipio es el suyo sin duda.
En ese espacio hemos disfrutado durante 2 años largos (muchas gracias al ayuntamiento de Cuenca).Pero este verano pasado, desde la Concejalía de Servicios Sociales se nos comunicó que las actividades de los colectivos en los centros sociales se tenía que ceñir al horario en el que están presentes los conserjes, esto es, de lunes a viernes de 4 a 8 de la tarde. El resto del tiempo, no están disponibles estos centros que en teoría deben contribuir a la generación de espacios sociales de barrio, ser motores de difusión cultural contribuyendo a un acceso más fácil a la cultura y proponiendo soluciones de ocio que aporten construcción social, y si esta se realiza de manera horizontal o de abajo arriba, produciendo el empoderamiento de los vecinos y ciudadanos. Pero en Cuenca todavía no, no hay ciudadanos, seguimos siendo usuarios, y a veces observados con temor (picarescos nos dicen).
Pero no hay mal que por bien no venga, y una de las fortalezas de la orquesta es su gente, como no podía ser de otra manera.
Ante la amenaza de “desahucio” y viendo el peligro que podía correr este proyecto, todos sus componentes nos hemos puesto manos a la obra, y de repente volvemos a sentir las corrientes eléctricas que nos alimentaron al inicio, y en tiempo record hemos conseguido nueva sede. Gracias a la inestimable colaboración de la Junta de comunidades de Castilla-La Mancha, y sobre todo de su delegado provincial, Angel Tomás (muchas gracias) que entendió el proyecto en toda su dimensión y supo ver el aporte que puede dar el mismo a la ciudad de Cuenca (cuando digo ciudad quiero decir ciudadanos), hoy, sábado 11 de Febrero de 2017 iniciamos una nueva etapa en la Residencia universitaria Alonso de Ojeda.
Este espacio público reúne unas condiciones inmejorables, que esperemos contribuyan al desarrollo y crecimiento de nuestra querida orquesta, cuyo funcionamiento no es sencillo, pues necesitamos varios espacios y claro, somos ruidosos, hacemos música. Por ello, queremos también aquí expresar nuestro agradecimiento a la empresa gestora de este recurso, Copriser, que amablemente nos ha escuchado y atendido, abriéndonos sus puertas.
Comienza ahora una nueva etapa de la orquesta en el que se abren nuevos retos: nos hemos constituido como asociación cultural, hemos organizado grupos de trabajo encaminados a la consecución de nuevos objetivos: el banco de instrumentos, nuevos y mejores recursos formativos, ampliar la participación, etc.
Pero sobre todo, esperamos continuar con la actividad que más amamos, la generación de música compartida en un entorno de formación, diversión y camaradería: tocar y jugar.